Sí, cambio el nombre del blog a diario de un escarabajo.
Un día me desperté y pensé que había vivido toda mi vida con miedo. Miedo a que me conozcan. Miedo a dejar de ser el centro de la atención. Miedo a no ser yo quien impusiera mi criterio.
Un día me desperté y recordé el relato de Kafka. Me vi reflejado. Mi hija me llamó bicho, y mi hija suele llevar la razón. Soy esa clase particular de bicho, un escarabajo, superando mi miedo a dejarme conocer y a dar. Aquí estoy.
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